jueves, 27 de agosto de 2009

HOMENAJE A JUAN MARI BANDRÉS Y MARIO ONAINDIA


Euskadiko Ezquerra de Mario Onaindia
EL PAÍS
"Hace 25 años EE se esforzó por aceptar las reglas de la democracia"
Esozi Leturiondo, viuda de Mario Onaindía y parlamentaria del PSE, recuerda la trayectoria del extinto partido Euskadiko Ezkerra.
Esta semana se celebra el III Memorial Mario o­naindia en Zarautz, la primera parte de los actos de conmemoración del 25º aniversario del nacimiento de Euskadiko Ezkerra en marzo de 1982. Amigos del dirigente vasco amplían este año el homenaje a la figura de Juan María Bandrés, aunque la familia de éste se ha negado a participar. Esozi Leturiondo (Soraluze, 1951), viuda de o­naindía y parlamentaria del PSE, recuerda la trayectoria del extinto partido.
Pregunta. Acometen esta semana la primera parte de los actos del 25 aniversario de EE.
Respuesta. Historiadores como Antonio Rivera, José Luis de la Granja, Antonio Elorza y el sociólogo Imanol Zubero, expondrán sus puntos de vista, favorables o críticos, a lo que significó EE. En marzo lo harán distintos políticos de la época.
P. Un cuarto de siglo es suficiente para hacer un balance de lo que aportó. ¿Cuál es el suyo?
R. Pienso que aportó el esfuerzo de unir la izquierda y, teniendo en cuenta de dónde veníamos, el esfuerzo de aceptar las instituciones y las reglas de juego de la democracia. Creo que estas dos características son las que más destacan.
P. Pasar de ser una organización armada y clandestina a convertirse en un partido institucional requeriría de un trabajo intensivo de convicción y persuasión.
R. Si, claro. Además EE era un partido bastante anárquico, que funcionaba mucho por las ideas y hacía constantes reuniones. Se debatía todo; a veces se llegaba a conclusiones y otras veces era imposible. Si algo le caracterizaba es que todo el mundo opinaba de todo y en cualquier sitio.
P. Hacer ese recorrido requirió de líderes carismáticos y con capacidad de arrastre como lo fueron Mario o­naindía y Juan María Bandrés.
R. Mario fue fundamental en todos los pasos que se dieron, porque él apostaba claramente por darle una oportunidad a la incipiente democracia que teníamos. Trabajó muchísimo estando con la gente, debatiendo y escribiendo. Juan Mari comunicaba las ideas como nadie, muchísimo mejor que Mario. Lo que había que contar lo contaba de forma perfecta. Se le echa de menos porque es el mejor comunicador que ha habido. Además, la labor institucional la bordaba, era brillante.
P. ¿Cree que EE se adelantó a su tiempo y por eso fracasó?
R. Eso no lo sé. Quiso hacer esa síntesis de dos mundos, el nacionalismo y la izquierda, que dudo que tengan un recorrido común, al menos como nosotros lo planteábamos. EE consiguió ciertos equilibrios: por un lado parecía que se estaba democratizando el nacionalismo y, por otro, la parte de la izquierda que venía del comunismo y era muy radical. Se suavizaron las dos posiciones, pero el desgaste derivado de las tensiones que se vivieron originó la ruptura final.
P. Ahora que asistimos a la evolución de la izquierda abertzale en la tarea de incorporarse a la democracia, ¿cómo ve usted este recorrido?
R. Creo que no es comparable. En EE los debates eran continuos, constantes y públicos, y había gente que exponía su desacuerdo en cualquier parte. Había otra frescura, otra naturalidad que aquí no veo, porque no se percibe debate interno ni posiciones distintas. No sé dónde acabará su recorrido, pero esperemos que sea donde más o menos comenzó EE.
P. Visto el fracaso final de la aventura de EE, ¿se puede deducir que no hay posibilidad de aunar las posiciones de izquierda y nacionalistas?
R. Tal y como está el nacionalismo ahora, no existe posibilidad alguna de que pueda entenderse con la izquierda. Hoy en día el nacionalismo tiene como objetivos la independencia y la unidad territorial, mientras se denomina autonomismo a todo lo que no es nacionalista. Este esquema no tiene ningún futuro desde el punto de vista de la izquierda.
P. Sin embargo, Batasuna se reclama de izquierdas.
R. Pero en su seno prima el nacionalismo, en el que siempre acaba imponiéndose esa especie de victimismo y esa tendencia antisistema, a pesar de los resortes que tiene de poder. Es indudable que [Batasuna] tiene un punto distinto para los temas sociales. donde es más fácil ponerse de acuerdo con quien tiene esa sensibilidad, pero en el fondo antepone el nacionalismo.
P. ¿Y qué aportó EE a la izquierda?
R. Cierta sensibilidad con la cultura vasca. El nacionalismo ha utilizado muchos símbolos, pero el más fuerte y el más potente, que es el euskera, no lo ha usado para integrar a la sociedad, sino para hacer una comunidad de pedigrí, de pata negra. La izquierda, y ahí incluyo al PSE, abandonó ese terreno con excesiva facilidad, cuando en realidad se trata de algo nuestro, que todos tenemos obligación defender. EE hizo mucho por la normalización del euskera y Fernando Buesa contó con su apoyo incondicional que le dió seguridad para acometer la publificación de las ikastolas, que tan importante ha sido.
P. ¿Cómo valora su experiencia en el Parlamento?
R. Me está costando un poco, porque tengo lagunas como el no saber de derecho y economía. Trabajo en las áreas de mujer, sanidad y educación, y he de que reconocer que, en materias como la de mujer, por ejemplo, se está avanzando por la implicación personal de Ibarretxe y ahí no tenemos grandes diferencias.EL PAÍS, 15/10/2006
NOTICIAS de GIPUZCOA

25 ANIVERSARIO de la legalización de EE
La generación 'polimili', 25 años después
Aunque comenzó a caminar años antes, estos días se cumple un cuarto de siglo desde que Euskadiko Ezkerra se constituyó formalmente como partido. Estas líneas tratan de rescatar un pedazo de la historia de la política vasca y bucear en las vidas de sus dirigentes
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Pamplona. ESTOS días se cumplen 25 años desde que los fundadores de la extinta Euskadiko Ezkerra-Izquierda para el Socialismo decidieron registrar como partido las siglas con las que concurrieron a las primeras elecciones legislativas convocadas por Suárez en 1977 y a las sucesivas citas electorales. Esta coalición aglutinó a un amplio colectivo de jóvenes que procedían de organizaciones antifranquistas surgidas de escisiones de ETA (EIA y EMK). Polimilis y comunistas vascos vieron en Euskadiko Ezkerra (EE) la vía idónea para dar sus primeros pasos en la senda institucional de la incipiente democracia.
Aquella generación de políticos jóvenes .–la mayoría no pasaba de los 25 años– protagonizaron desde las filas de EE una etapa importante de la historia reciente de Euskadi, desde finales de los 70 hasta principios de los 90. Momento en el que las dos almas de izquierda (la nacionalista de Garayalde y la socialista de Onaindia) que cohabitaban en el partido rompieron definitivamente. Hoy sólo queda del partido sus siglas junto a las del PSE. Sus militantes no sólo se incorporaron a las filas socialistas, en la actualidad a algunos de ellos los encontramos en el PNV. Otros optaron por alejarse de la política.
Un cuarto de siglo después, ¿qué ha sido de esta generación de políticos intelectuales? En estas líneas, NOTICIAS DE GIPUZKOA trata de actualizar el currículum vítae de los principales miembros del aparato y algunos de ellos se han prestado a compartir su experiencia personal en Euskadiko Ezkerra y lo que significó para ellos su paso por este partido, legalizado en marzo de 1982 tras varios años de reflexión.
PRIMERAS ELECCIONES (1977) EE se estrena en el Congreso
Exactamente, EE comenzó a caminar el 15 de junio de 1977. El Partido para la Revolución Vasca (EIA), el Movimiento Comunista de Euskadi (EMK) y otras fuerzas marxistas vascas se unen para presentar listas a las primeras elecciones legislativas en las circunscripciones de Gi-puzkoa, Álava y Bizkaia. La lista de EE por Gipuzkoa obtuvo un escaño en el Congreso de los Diputados para Francisco Letamendia Ortzi y otro en el Senado para Juan María Bandrés. Este salto a la vida política y legal era muy significativo, resalta el abogado Xabier Gurrutxaga, uno de los fundadores de EIA y posterior parlamentario de EE: "Suponía un sentimiento de "triunfo y victoria entre quienes luchamos por la derrota del franquismo".
Lo cierto es que a la vuelta de la esquina esperaban las grandes decisiones políticas que hoy constituyen las tan aludidas "reglas del juego democrático": la Constitución española y el Estatuto de Gernika.
La primera toma de posición de las formaciones coaligadas en EE fue respecto al texto preautonómico. El senador Bandrés lo apoyó el 12 de noviembre de 1977. Esta cuestión fue objeto de discrepancias. Mientras algunos entendieron que se estaba aceptando una autonomía limitada, otros consideraron la aprobación del preautonómico como la consolidación de la democracia.
1978 fue el año de la Constitución española. EE enmendó el texto constitucional y reclamó, por primera vez en la Cámara Baja, el derecho de autodeterminación. La coalición EE fue la única que se posicionó unánimemente en contra de la Carta Magna, el resto de formaciones nacionalistas vascas (PNV y HB) se abstuvieron.
Euskadiko Ezkerra también tuvo su papel en el proceso de negociación del Estatuto de Gernika. El tándem Garayalde-Onaindia formó parte, junto a dirigentes del PNV y el PSOE –ambos con mayor presencia institucional, evidentemente–, de la comisión que redactó el Estatuto. En aquellos momentos, planeaba la teoría de que con el Estatuto y la amnistía sí se ponía punto y final a la transición. "EE trató de responder a una época convulsa y se dio cuenta de que la amnistía general del 78 había que encauzarla en el camino de la política", explica el médico bilbaíno y ex parlamentario de EE, Roberto Lertxundi.
Esozi Leturiondo, viuda de Mario Onaindia y parlamentaria del PSE-EE, recuerda estos primeros años del partido de forma especial. Iniciada en las filas de EIA, militó más tarde en EE.
"Para mí fue fundamentalmente un proceso en el que me vacuné contra el fanatismo y aprendí a no ser sectaria. Teniendo en cuenta que veníamos de la lucha antifranquista, fue un camino en el que hubo una transformación en lo personal muy importante. Fue el descubrimiento de un estilo de hacer política donde lo importante eran las personas, las libertades personales por encima de todo tipo de colectividades, y donde la violencia política era completamente inadmisible", señala.
LA LEGALIZACIÓN DE EE (1981-1982) El fin de ETA-pm
Una transformación que desembocó en la disolución de ETA-pm. En una rueda de prensa a cara descubierta allá por el año 1981, sus dirigentes anuncian el abandono de la lucha armada. Éste fue, sin duda, uno de los principales puntos de inflexión en la historia de EE. "No se podía hacer un partido que aceptara las reglas democráticas y a la vez tuviera vinculación con una organización terrorista", argumenta Lertxundi, quien recuerda el día en que registró las siglas de EE como partido junto a Onaindia y Bandrés. Entre los días 19 y 22 de marzo de 1982 se celebró el I Congreso Constituyente de Euskadiko Ezkerra en el paraninfo de la Universidad de Leioa. Tras el Congreso, se celebró en Gallarta el acto de presentación del partido.
Xabier Gurrutxaga también cree que EE "democratizó" a ETA-pm, pero, a su juicio, fue otra la gran aportación de este partido: "Nosotros queríamos presentar a Euskadi una opción nueva a lo que ha sido tradicional en nuestro país. Ante un nacionalismo que daba la espalda a las ideas que venían de la izquierda y ante la izquierda que existía en aquel momento, que vivía de espaldas hacia la cuestión nacional, EE asumió como reto el hecho de que uno podía ser abertzale y pelear por los objetivos de la izquierda".
Gurrutxaga añade otra aportación que hoy puede visualizarse en el PNV: "Con la presencia de EE, el nacionalismo historicista se renovó. Ese nacionalismo evolucionó en un sentido más solidario y democrático hacia el interior del país".
Kepa Aulestia, militante de ETA-pm encarcelado en 1975, nombrado secretario general de EE diez años después y actualmente articulista del Grupo Vocento, recuerda su paso por este partido con distancia: "Yo creo que tanto por la edad, entonces tenía 25 años, como por las circunstancias de una transición que prácticamente terminaba o se daba por terminada, había un cierto ánimo militante y voluntarista que con el tiempo se va amortiguando y matizando".
Aulestia entiende que EE jugó un papel en representación de una parte de la sociedad vasca. Sin embargo, no cree que su existencia fuera "determinante". "Con el tiempo tiendes a relativizar la importancia de esa aportación. Uno no puede ser tan petulante y pensar que EE fue clave. Yo creo que casi todo hubiera sido como es, aunque no hubiera existido EE". Dicho esto, responde que "en absoluto reniega de su pasado". "Tengo un recuerdo muy grato. Estuve tan a gusto allí que de hecho me fue imposible estar a gusto en otra parte", afirma.
Los primeros años de EE como partido fueron liderados por Onaindia, figura determinante en la creación de EIA. Entre quienes le conocieron, destacan, que fue una persona "adelantada a su tiempo": "En el congreso constituyente de EE ya estaba pensando en la convergencia con el PSOE", dice un ex militante de EE. Garayalde se consideró el ideólogo en la sombra del partido y Bandrés el comunicador. Onaindia dejó la secretaría general del partido en 1985 y fue sustituido por Aulestia, que se movía en la órbita más nacionalista, liderada por Garayalde.
Entre 1986 y 1990, EE se presentó a las sucesivas citas electorales. Fue el periodo de alianzas con PNV, PSOE y EA en el Gobierno Vasco. "Siempre fuimos la segunda opción", recuerda Leturiondo. No obstante, destaca "el estilo particular de hacer política de EE; nos lo cuestionábamos todo, sólo admitíamos autoridad moral y eso nos daba un descaro y una frescura del que sabía que no iba a gobernar". "Fue un estupendo aprendizaje", concluye.
REVISIÓN DE PLANEAMIENTOS (1988) 'Sí' a la Constitución
Otro de los grandes hitos en la historia de EE se produjo en 1988, cuando el partido revisa su oposición frontal a la Constitución española manifestada en 1978. Kepa Aulestia, en aquel momento secretario general de EE, anuncia en una comparecencia de prensa un 'sí' "inequívoco" a la Carta Magna española.
Veinticinco años después, el propio Aulestia lo recuerda como un momento "clave", en el que "de alguna manera, los que estábamos en la dirección quisimos hacer ver que merecía la pena revisar nuestro propio comportamiento del pasado, que también la Constitución como norma básica merecía un tratamiento distinto al que le habíamos dado y que había que valorarlo con una cierta perspectiva histórica y ser capaces de formular, si no como una autocrítica explícita, sí como una revisión de nuestra actitud".
Recuerda que esta decisión fue "muy rápida" y asumida "previamente por la ejecutiva" sin un debate "más reposado", pero "necesaria".
DISOLUCIÓN DEL PARTIDO (1990-1992) Las dos caras de la moneda
El declive de EE fue rápido. El fracaso electoral de 1990 fue determinante, aunque existen otros factores de fondo que contribuyeron a que el partido se disolviera en su último Congreso. En éste, floreció la personalidad de cada una de las dos almas que cohabitaron hasta ese momento durante la existencia del partido.
Las dos posiciones se plasmaron en dos ponencias: Auñamendi, defendida por Javier Garayalde, Kepa Aulestia, Xabier Gurrutxaga y Martin Auzmendi, entre otros, y Renovación Democrática, de Mario Onaindia, Juan María Bandrés, Roberto Lertxundi, Jon Larrinaga o Xabier Markiegi. Ganó la segunda, que apostaba por una convergencia con el PSOE. De la primera surgió Euskal Ezkerra (EUE), que más tardó formó coalición con EA, pero apenas tuvo recorrido
Pese a que todas las personas, que han querido rescatar en este reportaje un pedazo de la historia de la política vasca, coinciden en que su paso por EE fue una experiencia muy "grata", existen diferentes opiniones sobre los últimos días de este partido. Todos admiten que había un alma nacionalista y otro socialista. Para Roberto Lertxundi, "los minoritarios fueron abandonando el partido", mientras que Xabier Gurrutxaga recuerda que "no hubo un final pacífico": "Hubo una fuerte disputa interna. Las discrepancias se resolvieron con expulsiones. Uno no puede olvidar que una mitad expulsó a la otra mitad".
Sea como fuere, todos coinciden en que fue un ejemplo de esfuerzo por unir a toda la izquierda del país, nacionalista y no nacionalista. Hoy, muchos están afiliados al PSE-EE, otros los encontramos en el PNV y otros tantos eligieron alejarse de la práctica política. >Jone G. Lurgain
Reencuentro en Gallarta Ex militantes de Euskadiko Ezkerra de toda la geografía vasca se reencontraron ayer en el barrio Las Carreras en Gallarta (Bizkaia), la misma localidad minera en la que el Partido para la Revolución Vasca (EIA) .–que más tarde adoptó las siglas de EE– se presentó ante el pueblo vasco el 7 de abril de 1977. Años más tarde, en 1982, esta misma localidad acogió el acto de presentación, como partido, de Euskadiko Ezkerra-Izquierda para el Socialismo. Coincidencia o no, 25 años después, muchos de los que militaron y dirigieron aquel "experimento" político –como lo definen algunos– se reunieron otra vez en Gallarta para compartir mesa. La comida estuvo precedida de una charla que tuvo lugar el viernes, ambas dentro de los actos conmemorativos del 25 aniversario del nacimiento de EE y del III Memorial Mario Onaindia.

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