sábado, 26 de noviembre de 2011

MAREY Y SUS ESTUDIOS FOTOGRÁFICOS DEL MOVIMIENTO


Étienne Jules Marey (Beaune, Francia, 5 de marzo de 1830 – París, Francia, 21 de mayo de 1904) médico, fotógrafo e investigador francés, destacó por sus investigaciones en el estudio fotográfico del movimiento

viernes, 25 de noviembre de 2011

LOS RECORTES DE LA CRISIS

Investigadores, contra el ERE del centro Príncipe Felipe
J. P. - Valencia - 27/10/2011
http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Investigadores/ERE/centro/Principe/Felipe/elpepusoc/20111027elpval_14/Tes

Las protestas contra el expediente de regulación de empleo (ERE) que afecta al Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia llegaron ayer de un congreso científico internacional que se celebró en l'Oceanogràfic de Valencia. Investigadores que asistieron al encuentro Proteólisis Intracelular y Cáncer se sumaron a las quejas por los 108 despidos que ha anunciado la dirección del centro, tutelado por la Generalitat valenciana, y la reducción del sueldo de los 150 trabajadores que finalmente quedarán en las instalaciones, que llegaron a albergar a más de 300 personas.
Las medidas previstas, además de contar con la eliminación de una docena de líneas de investigación comportarán la extinción del programa de medicina regenerativa, que debía de situar a Valencia en la vanguardia de este tipo de investigaciones.
El portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Jorge Alarte, también se refirió ayer al futuro del CIPF. Anunció la presentación de una enmienda para que las subvenciones dirigidas al centro sean las mismas que en 2010 y alcancen los 9,7 millones de euros anuales (en 2011 han caído a los 4,6 millones). Alarte acusó al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de "querer cerrar el CIPF", algo que a su juicio "generará más paro, más ignorancia y más subdesarrollo".
El responsable socialista también criticó que Fabra "encargase al director general del centro, Rubén Moreno, que llevase a la quiebra el centro y planificase un ERE para despedir a 108 de sus 260 trabajadores" y lamentó que como "premio por dinamitar" el centro haya colocado a Moreno como número cinco en las listas para las elecciones generales.

viernes, 18 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE LA PALMILLA EN LA REVISTA EL OBSERVADOR

EL OBSERVADOR les ofrece los dos primeros capítulos del libro con el que Antonio Villanueva presenta la realidad olvidada del barrio más castigado de la ciudad

17/11/11. Sociedad. Antonio Villanueva es el responsable de asuntos jurídicos, policiales y penitenciaros de la Casa de la Buena Vida de la Palmilla. Es licenciado en Derecho y realizador audiovisual. Desde hace años convive y trabaja para los que componen el último eslabón de la sociedad malagueña: toxicómanos, presidiarios, enfermos… Fruto de esas vivencias es ‘Historias de La Palmilla’. Una obra necesaria para entender el patio olvidado de la ciudad, un libro del que hoy EL OBSERVADOR /www.revistaelobservador.com adelanta los dos primeros capítulos.

TODO lo que cuenta Antonio Villanueva en ‘Historias de La Palmilla’ es cierto. Son vivencias propias, personales, que han tenido lugar en los últimos años en los que este malagueño ha hecho del barrio más castigado de Málaga uno de sus lugares de trabajo y casi que su segundo hogar. ‘Historias de La Palmilla’ es un perfecto ejemplo de eso que los norteamericanos denominaron non ficcion literature, y se acerca al concepto de periodismo humano. Villanueva cuenta lo que ve, lo que ocurre, como un espejo. Lo hace con un lenguaje que no puede ser otro que el de la calle, el de una cotidianidad en la que la cárcel, la droga y la muerte están presentes como vecinos de carne hueso.

CON ‘Historias de La Palmilla’, EL OBSERVADOR inaugura un nuevo proyecto de ediciones digitales con el que se pretende difundir y poner al alcance del público obras de interés ciudadano en formato electrónico, libros que posteriormente pueden ser editados en su formato tradicional en papel.

lunes, 7 de noviembre de 2011

CRÍTICA AL DOCUMENTAL INSIDE JOB EN EL DIARIO EL PAÍS


EL GRAN SAQUEO

Joaquín Estefanía .EL PAÍS 03/04/2011

En 2005 se estrenó el documental Enron, los tipos que estafaron a América. Se analizaba el gigantesco fraude que había supuesto la que hasta un lustro antes fue la mayor suspensión de pagos de la historia de EE UU, la de la empresa energética Enron, de extraordinarias vinculaciones con la familia Bush. Esa estafa fue, como supimos más adelante, un ensayo general con todo de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión.

En Enron, los tipos... estaban casi todos los elementos de lo que poco después llegó al paroxismo: el engaño continuo, la avaricia desmedida, la contabilidad creativa como un fraude, las actividades fuera de balance, los conflictos de intereses de los bancos de negocios y empresas auditoras que actuaban a la vez como juez y parte, la ineficiencia (en el mejor de los casos) o la complicidad con la mentira (en el peor) de las agencias de calificación de riesgos, los bonus desaforados a directivos que en lo único que pensaban era en la "creación de valor" (subir la cotización en la Bolsa) sin importarles la calidad de los servicios que debían proporcionar, las continuas pasarelas entre el poder económico y el poder político, etcétera.

Un sexenio más tarde acaba de estrenarse otro documental complementario del anterior: Inside job, que desarrolla la Gran Recesión actual. Esta vez, Inside job -que está todavía en algunos cines, aunque haya que buscarla con un candil dada la insuficiencia de copias- obtuvo el Oscar al mejor documental en la última edición. Con el mismo formato cartesiano de Enron... abunda, con un estilo muy pedagógico, en lo que nos ha ocurrido desde el verano de 2007. Y lo hace desde el interior del capitalismo, desde el corazón del sistema. El resultado es pornográfico. Desde los orígenes de la crisis en la desregulación propiciada por Reagan y Thatcher (que profundizó el demócrata Clinton) hasta los planes de rectificación de Obama, protagonizados en muchos casos por los mismos que antes defendieron y practicaron lo contrario. Hay momentos irrisorios en los que parece que el único responsable de todo fue Greenspan, el anterior presidente de la Reserva Federal.

Idéntico papel, multiplicado por mil, de los lobbys desreguladores, bancos de negocios, analistas corruptos, agencias de calificación, organismos reguladores demediados en sus efectivos y descreídos de su función, productos derivados opacos e inentendibles, calificados ahora como "armas de destrucción masiva", etcétera. Si hubiera que destacar algunas novedades, se podían describir dos: apenas nadie ha pagado por sus desmanes y abusos con la cárcel y se ha salvado, con el dinero de los ciudadanos, tanto a los bancos como a los banqueros. Y segundo, el conflicto de intereses se ha desparramado a la acción de muchos economistas que, figurando en sus tarjetas como expertos académicos independientes, estaban trabajando al mismo tiempo -sin desvelarlo- para los depredadores.

Sin ser revolucionaria, ni en el contenido ni en la forma cinematográfica, Inside job es imprescindible. No permitan que pase desapercibida.

INSIDE JOB.ÓSCAR AL MEJOR DOCUMENTAL 2010


Los ingenieros financieros construyen sueños
que se convierten en pesadillas para otras personas

ENRON.LOS TIPOS QUE ESTAFARON AMÉRICA

domingo, 6 de noviembre de 2011

CRÍTICA EN EL DIARIO EL PAÍS DEL FILM MARGIN CALL

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Potente/retrato/tiburones/financieros/elpepicul/20110212elpepicul_2/Tes

CRÍTICA: 61ª edición de la Berlinale

Potente retrato de los tiburones financieros

Carlos Boyero. 12/02/2011. El País.

En un trascendente momento de la corrosiva película Margin call, el jefe supremo de uno de los más poderosos bancos de inversiones aterriza con su helicóptero a medianoche en la sede del negocio. Le han llamado urgentemente porque un tipo al que acaban de despedir y un empleado muy joven han descubierto con terror que toda la estructura del negocio está en la ruina, a pesar del aparente esplendor. Se ha desatado una situación de pánico al constatar el inminente apocalipsis. El dueño de la empresa, antes de que sus empleados y ejecutivos le expongan el insalvable problema, les exige: "imagínense que tengo el nivel de comprensión de un niño, o sea, que eviten tecnicismos y planteamientos retorcidos y cuéntenme lo que está ocurriendo con lenguaje claro y contenido entendible, háganlo rápido y háblenme en inglés".

El director J. C. Chandor, autor de esta ópera prima tan sorprendente y necesaria, adopta la misma actitud que ese empresario al contarnos a los espectadores esta historia tan turbia y pavorosamente actual. Nos explica con lucidez y profundidad cómo un supuesto imperio financiero se ha construido haciendo trampas, la falsedad de las estimaciones sobre las que reposa la estructura comercial de ese banco, el nulo valor de sus activos en el sector hipotecario. También las consecuencias desastrosas, la crisis económica mundial que van a provocar estos respetables piratas del dinero, su mezquina y maquiavélica facilidad para vender humo a precio de saldo en Wall Street, salvarse del naufragio que ellos han creado y hacérnoslo pagar al resto de la humanidad. Pero como recuerda con asumido cinismo el urdidor de la gran infamia, las crisis son cíclicas y siempre impunes para sus responsables, algo natural en la historia del capitalismo. Por su parte, los tiburones que las han creado mantienen o aumentan sus ganancias.

Margin call transmite mucho miedo. Lo logra con el retrato creíble de esos personajes tan implacables (sus sirvientes se pueden permitir el lujo de ser humanos), que se bonifican a sí mismos con sueldos escandalosos mientras que están jugando con la seguridad de los demás, con la sumisión a directrices ilegales en nombre de sus privilegios de los que saben que el negocio al que sirven es una opulenta farsa, un castillo de naipes que se puede derrumbar en cualquier momento, una estafa legalizada.

El director J. C. Chandor solo necesita tres escenarios que recrean la modernísima cueva de los pulcros dragones, un guión tan poderoso como bien desarrollado y un grupo de excelentes actores (Spacey, Irons, Bettany, Tucci) para que su película te aterre al verla y que ese desasosiego permanezca al recordarla. En una época que recomienda el escapismo ante la que está cayendo, este director mete el dedo en la llaga con talento y penetración. Es didáctico en el mejor sentido. Nos desvela muy bien las raíces y los mecanismos que han generado esa tragedia que deja sin trabajo, en la incertidumbre de perderlo o de no encontrar el primero a tanta gente madura y joven en cualquier parte del mundo. El efecto mariposa no es casual, tiene culpables de carne y hueso. Y por supuesto, el sistema que ha consentido sus permanentes fechorías.

Cuenta Paula Markovitch, directora de El premio, que su película es autobiográfica, que ella fue esa niña argentina de siete años que, en compañía de su desesperada madre, tiene que refugiarse en una casa abandonada al lado del mar huyendo de la persecución de los militares, con el referente atroz de una familia masacrada por ellos, con la duda de si el ausente y añorado padre también fue asesinado. Todo mi respeto para unas vivencias tan duras, pero la forma de reconstruir esos lacerantes recuerdos con imágenes y sonidos, me deja sensaciones emparejadas a la frialdad y el aburrimiento. Es de esas películas, que tanto gustan en los festivales de cine, en las que si un personaje recorre un kilómetro a lo largo de una playa, se mantiene el tiempo real, la cámara lo enfoca desde que es una silueta en la lejanía hasta que llega delante de ella. En ese fatigoso tiempo, inevitablemente me dedico a pensar en mis cosas en vez de interesarme por lo que ocurre en la pantalla. Ese ritmo cansino se mantiene hasta el final. Y reconozco que lo que le ocurre a esa confusa y desamparada niña parece veraz, que en algún momento te hace sentir su frío interno, su inocencia y su miedo, pero también reconozco que no paro de mirar el reloj y de removerme en la butaca, que se me hace eterno su intolerable drama.

sábado, 5 de noviembre de 2011

MARGIN CALL. DA MIEDO AUNQUE NO SEA UNA PELÍCULA DE TERROR

Excelente film sobre los orígenes de la crisis y la avaricia sin control. Absolutamente recomendable.Da miedo aunque no sea una película de terror


Título: Margin Call
Título original: Margin Call
País: USA
Estreno en USA: 21/10/2011
Estreno en España: 21/10/2011
Productora: Before the Door, Lionsgate, Roadside Attractions
Director: J.C. Chandor
Guión: J.C. Chandor
Reparto: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Demi Moore, Zachary Quinto, Stanley Tucci, Penn Badgley, Simon Baker, Mary McDonnell, Aasif Mandvi, Ashley Williams, Susan Blackwell, Maria Dizzia, Al Sapienza

PREMIOS: 2011:Festival de Berlín: Sección oficial largometrajes; 2011: Premios Gotham: Nominada a Mejor reparto

LA MUERTE DE BANDRÉS EN EL TELEDIARIO DE ANTENA 3


Más vídeos en Antena3


martes, 1 de noviembre de 2011

ESTADIO OLÍMPICO SIN OLIMPIADA.DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS

¿QUÉ HACEMOS CON ÉSTO?

El Estadio Olímpico de Sevilla costó 120 millones de euros y lleva 11 años infrautilizado

Una plantilla de nueve personas se encarga de administrar el recinto

http://politica.elpais.com/politica/2011/10/31/actualidad/1320074216_301455.html

EL PAÍS.FRANCISCO PEREGIL.1 NOVIEMBRE 2011

El fracaso del Estadio Olímpico de Sevilla es la historia de un poyaque. Si usted no frecuenta determinados ambientes del sur, puede que le resulte extraña la expresión. Pero la va a entender muy pronto. El Estadio fue inaugurado en 1999 con la intención de optar a la candidatura de los Juegos Olímpicos de 2004, que finalmente se celebrarían en Atenas. El entonces alcalde del Partido Andalucista,Alejandro Rojas Marcos, estaba convencido de que Sevilla podía alzarse con los Juegos, incluso por delante de Madrid. Se invirtieron 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros) y se edificó un espacio para acomodar a 60.000 espectadores. Costó casi el triple que el Estadio Olímpico de Madrid, la famosa Peineta, que había sido inaugurada cinco años antes con un aforo tres veces inferior.

Tras los descartes de las respectivas candidaturas ambos estadios quedaron como inmensos jarrones chinos varados en las afueras de la ciudad, sin que nadie supiera qué hacer con ellos. En 2008, después de casi tres lustros de parálisis, el alcalde Alberto Ruiz Gallardón llegó a un acuerdo con el Atlético de Madrid para que el club se trasladase a La Peineta, lo convirtiese en un auténtico Estadio Olímpico como manda la ley y la ciudad compitiera por los Juegos de 2020. Las obras, estimadas en un coste superior a 250 millones de euros iban a comenzar en 2009; en 2010 el Atleti podría jugar en el campo. Y en 2012, la ampliación estaría concluida, justo un año antes de que el Comité anunciase la sede para 2020. El ayuntamiento recalificaría el suelo del Estadio del Manzanares para que se pudiesen construir 2.000 viviendas, el Atleti cedería esa joya urbanística a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y, a cambio, la constructora financiaría las obras. Y en estas… llegó la crisis. Las obras aun no han comenzado, La Peineta sigue vacía y el 'poyaque' de Sevilla sigue enseñándonos con su mera presencia el reverso amargo de las candidaturas mal planificadas.

Yo no quiero entrar en si esto se debió construir o no”, explica en su despacho el director gerente del Estadio, Manuel Zafra. “Pero ahora… ¿qué hacemos con él? ¿Le tapamos las puertas y lo convertimos en un estanque para llenarlo de agua? Esto era un 'poyaque'… Cada uno que venía decía: 'Po ya que' estamos aquí hacemos esto, 'po ya que' nos metimos en eso, seguimos con lo otro… Y al final, pagaba el contribuyente. Desde 1997 esta sociedad ha venido soportando pérdidas”.

En su inauguración de 1999 se celebró el campeonato mundial de atletismo, después se jugó la final de la Copa de la UEFA 2003, la final de la Copa Davis 2004 y dos finales de la copa del Rey de fútbol. Y el próximo diciembre acogerá durante tres días la final de la Copa Davis entre España y Argentina. Pero durante sus 12 años de existencia los grandes espectáculos deportivos han sido la excepción más que la regla. Y siguen siendo la excepción. A las dos de la tarde del pasado jueves había en esas instalaciones, desperdigados por las gradas -dos aquí, tres en el fondo sur, cuatro en el fondo norte…- unos 20 figurantes asiáticos. Abajo, en el césped un purasangre completaba con éxito el salto de diversos obstáculos. El estadio, una vez más, parecía contar con todo menos con la afluencia de público. La razón es que se está rodando estos días una película sobre un caballo que participó en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. Lo mismo que el director de la película se buscará las vueltas para transformar, mediante ordenadores, a 20 personas en una multitud rugiente, Manuel Zafra hará equilibrios malabares para intentar que le cuadren las cuentas en una ciudad que vive de espaldas al Estadio.

El recinto pertenece a una sociedad participada con el 35% por la Junta de Andalucía, la Administración central (30%), el Ayuntamiento de Sevilla (17%), la diputación (15%) y otros accionistas minoritarios como el Betis y el Sevilla. A pesar de la diversidad de socios, las órdenes que recibió Zafra al llegar en 2007 fueron muy precisas:

Me dijeron que el objetivo principal es que esto no le costase ya más dinero a la gente. Aquí hay 200.000 metros cuadrados de edificación y yo cada año tengo que pagar 490.000 euros por Impuesto de Bienes Inmobiliarios (IBI). Y las competiciones deportivas, a excepción del fútbol, cuestan dinero. ¿Quién monta en privado un campeonato de atletismo? ¿Y quién vendría a verlo a diez euros la entrada? No vendría ni el padre del que compite. Si a mí me dan dinero para organizar eventos deportivos… yo encantado. Pero ya sabemos quién los va a pagar. Es verdad que el estadio no fue hecho para dar conciertos, pero, ¿preferimos seguir poniendo dinero? Pues no. Cuando yo llegué había una plantilla de 20 y ahora somos nueve. Externalicé varios servicios, porque tener esto abierto cuesta mucho dinero. En 2005 el Estadio tenía pérdidas de medio millón de euros y el año pasado ingresamos casi 600.000 euros de beneficios. Y hace poco me llamó el gerente del Estadio Olímpico de Barcelona, donde ya ha dejado el Español de jugar, para intentar saber qué opciones tiene de rentabilizar su campo”.

Zafra procura acoger todo tipo de eventos. En 2008 actuó Madonna, el año pasado se beatificó a una monja, los testigos de Jehová celebraron una asamblea, el 28 de julio vino Bruce Springsteen y en septiembre U-2. Los grandes conciertos son mucho más rentables que los acontecimientos deportivos, pero la principal fuente de financiación, el 75% de los ingresos del Estadio proviene de los espacios inmobiliarios alquilados en las cuatro torres del recinto. Hay 23.000 metros cuadrados en alquiler, aunque la mitad de ellos están ocupados por empresas y organismos públicos. O sea, el contribuyente paga por ocupar el edificio cuya construcción también pagó.

El compromiso previo a la construcción era que jugaran el Sevilla y el Betis en domingos alternos. Pero ambos equipos se negaron, de la misma forma que ha rechazado el Real Madrid de baloncesto seguir jugando en la Caja Mágica, inaugurada hace dos años con un coste de 204 millones de euros. “En Sevilla no ha habido un político con las suficientes agallas para decirles que se vengan. Porque saben que tanto el presidente del Betis como el del Sevilla pueden poner en la calle a cincuenta mil personas dispuestas a tirar huevos en la casa de quien haga falta”, explica una fuente cercana al Estadio que prefiere mantenerse en el anonimato.

Mientras la ciudad se ha ido olvidando del Estadio, en los últimos tres años se han construido 127 kilómetros de carril bici que le han dado a Sevilla un aspecto mucho más olímpico y saludable que el que tenía cuando competía por los Juegos. Unas 13.700 personas sustituyen a diario el coche por las dos ruedas y el 7% de los desplazamientos se hacen ya en bicicleta. Encima, el carril ha costado solo 30 millones, seis veces menos que el Estadio Olímpico.

Nunca se asumió el error”

F.P.

En Sevilla con el Estadio Olímpico, a finales de los noventa, sucedió lo mismo que en Ciudad Real por la misma fecha con la construcción delaeropuerto. Los pocos que se opusieron se encontraron con la animadversión de sus paisanos. “Sólo los de Izquierda Unida fuimos críticos con el proyecto”, recuerda Luiz Pizarro, antiguo concejal de IU y ahora adjunto al Defensor del Pueblo Andaluz. “Aunque en privado todo el mundo sabía que aquello era una locura y que Sevilla no tenía ninguna opción de ser sede olímpica, a la hora de hacer declaraciones públicas parecía que se trataba de una cuestión de Estado. A nosotros nos decían que íbamos en contra de Sevilla porque Sevilla, decían, se merece un estadio olímpico”.

Por aquella época había mucha necesidad de infraestructuras, de viviendas, de metro…”, señala Pizarro. “Pero se decidió que había que gastarse el dinero en una obra faraónica, para mayor alimentación del ego de los mandatarios locales. Cuando vieron que ni el Sevilla ni el Betis estaban dispuestos a jugar allí se dieron cuenta de que costaba muchísimo mantener aquello abierto sin ninguna actividad. Y entonces surgió la idea de meter oficinas municipales en las torres que se construyeron en las esquinas. Con lo cual, el dinero público que entraba por un lado, salía por el otro. Y nunca se ha asumido el error. A pesar de que en Sevilla cualquier cosa, aunque se critique mucho al principio, con el paso del tiempo se integra en la ciudad y la gente la considera ya lo más bonito del mundo… con el Estadio nunca sucedió eso. Pero nadie, hasta la fecha, ha reconocido el error”.