EL
SUICIDIO DE LA JUSTICIA
Antonio Villanueva Martín.Bienestar Ciudadano. Artículo Revista El Observador
Un
hombre yace en el suelo. Acaba de caer desde el edificio más próximo
.Unos policías aparecen de inmediato e intentan reanimarlo. Pero ya
nada se puede hacer. Se ha lanzado al vacío desde la terraza de su
domicilio ,instantes después de entrar en él acompañado por los
agentes de la UDYCO. Los mismos que ahora intentan reanimarle. Estaba
detenido y aprovechó un descuido durante el registro de su casa para
suicidarse. La gente se agolpa en torno al cadáver.
Hay
todo tipo de habladuría sobre la identidad del fallecido. Pero nada
se sabe aún. El individuo ha caído boca abajo ocultando su cara.
Se
confirma, es un vecino del barrio. En su garaje permanecen una Harley
Davisson y un Ferrari de su propiedad. El tipo responde a las
iniciales F.C. y es funcionario de los juzgados de Marbella. A pesar
de lo suntuoso de sus vehículos F.C. no es un magistrados ,sino un
humilde agente judicial. Lo que da pábulo a numerosos cotilleos.
A
F.C. se le involucra en una trama delictiva en los juzgados de
Marbella. Han desaparecido numerosos documentos que podrían condenar
a Jesús Gil por el caso que, al fin, le ha hecho ingresar en
prisión. F.C estaba casado y tenía un hijo.
Es
3 de octubre del 2001. 10 años después que Jesús Gil ganara sus
primeras elecciones. Sabemos que F.C. es simpatizante del GIL( Grupo
Independiente Liberal) y sabemos que tenía acceso a los documentos
comprometedores desaparecidos.
A
las 10 de la mañana del día siguiente se celebra la misa funeral
por su alma en la capilla del cementerio nuevo de Marbella. Jesús
Gil no ha estado en el funeral. Ha mandado en su nombre al antiguo
jugador de fútbol del Atlético de Madrid, Tomás Reñones, Teniente
de Alcalde del Ayuntamiento y amigo del fallecido.
Tomás
es concejal de Deportes en el Ayuntamiento desde que Gil lo rescató
de su retiro futbolístico. Jugaba de lateral derecho y a pesar de
sus limitaciones técnicas llegó a ser internacional con la roja.
Los comentaristas deportivos parecían recitar de memoria su jugada
favorita: Tomás corre la banda derecha hasta la línea de fondo y
centra.Lástima. El balón se pierde por el otro lateral sin
encontrar rematador.
Tomás
siempre manda los balones fuera.En
el fútbol y ,hoy ,fuera del fútbol.
Se dice que Gil le había pedido a Tomás Reñones que centrase y
rematase al mismo tiempo. ¡Rematar Tomás con su escaso 1,68!. Otro
balón fuera.
En
los juzgados de Marbella,donde trabaja el amigo de Tomás, llevan
también años mandando balones fuera: perdiendo sumarios, haciendo
prescribir delitos, ninguneando a los querellantes.
Los
querellantes(en un pueblo como la Marbella de Gil podría ser un buen
nombre para una chirigota), afirman que todo ocurre porque Gil paga
los congresos de los jueces ,y que además, Gil manda en los juzgados
de Marbella a través de un conserje que es el testaferro de un
magistrado de los gordos de Madrid. Lo dicho,de chirigota.
El
suicidio es un pecado pero no un delito. No sabremos nunca de su boca
de los pecados de F.C.. Sí conocemos ,en cambio, de los pecados de
los magistrados. Gil les financió un congreso en el año 92 a base
de caviar iraní y hoteles de lujo. Ninguno de aquellos hombres
justos de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura
pensó ni sintió que estuviera Don Jesús comprando voluntades, las
del gremio. Pero lo cierto es que desde los juzgados de Marbella se
han tirado 20 años mandando balones a la grada como cuando Tomás
portaba el número dos en su colchonera camiseta.
No
solamente F.C. parece haber optado por el suicidio. Hace tiempo que
la justicia se suicidó en la Costa del Sol: el indulto de Gil, el
cohecho del Juez Urquía, el entramado familiar de la Jueza Decana
Pilar Ramírez,el robo de sumarios, las amistades peligrosas de
Manzanares
ex-Vicepresidente del CGPJ,los no-delitos urbanísticos...
Pero
un día se apareció Don Carlos Dívar lleno de vida y contento
diciéndole a todo el mundo se equivocaron de muerto
Y
cuando ya estábamos velando a la justicia en la Costa del Sol, llega
el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder
Judicial Don Carlos Dívar y la hace resucitar pegándose más de 20
viajes vacacionales a Marbella ,sin escatimar en gastos, a costa del
erario público y en tiempos de crisis. Qué mejor que una comilona
para resucitar al muerto. Poco ha tardado la fiscalía en enterrar
las andanzas de Don Dívar . Y es que la justicia ,a pesar de su
suicidio, no estaba muerta. Estaba tomando cañas.
Cuchibiri,cuchibiri,chibirí.
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