Me gustó y nada más. Había leído la novela –que era buena– y Darryl Zanuck tenía un buen guión basado en ella. Me atraía todo: que tratase de gente sencilla y que la historia se pareciera al hambre de Irlanda, cuando echaron a la gente de las tierras y los dejaron vagabundear por los caminos para que se muriesen de hambre. Quizá tuviera que ver con eso –parte de mi tradición irlandesa–, pero me gusta la idea de esa familia que se marchaba, y trataba de encontrar un camino en el mundo (…) Gregg Toland trabajó estupendamente en la fotografía, cuando no había nada, pero nada que fotografiar, ni una sola cosa bonita, siquiera una buena fotografía. Le dije: “ Parte quedará negra, pero vamos a fotografiar. Vamos a correr un riesgo y hacer algo que resulte distinto”. Salió bien.
[Después comentará el final, si había planeado que Henry Fonda se marchara.] Era el final lógico, pero queríamos ver qué diablos pasaba con la madre, el padre y la chica; la madre tenía un pequeño soliloquio que estaba bien. (Bogdanovich, P. John Ford. Madrid: Fundamentos, 1971, p. 79).
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